El secreto de las zonas azules


2018-07-17 11:15:28

Detener el tiempo en tu propia casa: Bienvenido a la eternidad de tu zona feliz

Siéntate. Cierra los ojos. Imagina que estás en el lugar más pacífico y lleno de felicidad que puedas imaginar. No es necesario que ya hayas estado allí físicamente: basta con crear tu escenario feliz ideal en tu mente. ¿Sopla el viento? ¿Hace calor? ¿Te sientes ligero pero acabas de comer una comida abundante y llena de cosas ricas? ¿Quizás huele el mar? ¿La gente convive pacíficamente? ¿No envejeces ni enfermas? ¿Puedes ser quien deseas ser mientras las nubes pasan y sin embargo no te estás “perdiendo de nada” del mundo moderno? Bienvenido a tu “zona azul”.

            Existen cinco zonas denominadas “azules” en el mundo descubiertas hasta ahora: la isla de Okinawa, en Japón; Icaria, en Grecia; Cerdeña, en Italia; Loma Linda, California y la Península de Nicoya, en Costa Rica. Todas ellas fueron exploradas por Dan Buettner, investigador que ha trabajado para National Geographic y cuyos viajes por el mundo en busca de la salud y la plenitud lo han llevado a fundar Blue Zones, una organización que les ha llevado a varios norteamericanos a tener vidas más largas y saludables. Sorpresa, sorpresa: vivir más de cien años no es sinónimo de estar enfermo, ni gordo, ni pesado, ni infeliz, ni ninguna de las cosas con las que mucha gente occidental tiende a asociar el hecho de cumplir años (que no es lo mismo a envejecer). Personalmente, siempre he sabido que viviré mínimo 102 años en este planeta. No sé cómo lo sé: solo sé que nací sabiéndolo. Y también sé que mientras más años voy cumpliendo, más sana y feliz me siento. ¿Cómo es esto posible? Debido a mis decisiones. Armé mi propia “zona azul” en casa y me siento y veo como decido ser, no como otros se ven a sí mismos. El secreto de las zonas azules está basado en la dieta mediterránea: una gran ingesta de grasas saludables (aceite de oliva extra virgen, aceite de coco, queso feta, etc.), una o dos copas de vino al día para una buena carga de antioxidantes por el atardecer, verduras en abundancia, pan y pescado u otra fuente de proteína animal baja en grasa de dos a tres veces a la semana.

            En tu mesa (o, si decides vivir prácticamente sin muebles, en el suelo y un cojín, como viven los habitantes de Okinawa y también yo, para poder sentirnos más libres físicamente durante todo el día) volcarás tus cinco sentidos al momento presente: no solo comemos con la boca. El presente es lo único que hay y, como tal, es aconsejable atesorarlo. Solo así le perderemos el miedo a la muerte: cobrando conciencia de que, en realidad, ésta no existe y que nuestra vida está poblada de recuerdos. Estos son, al fin y al cabo, los que conforman nuestros pensamientos de salud o enfermedad.

            ¿Qué puede aportar este libro en tu vida? Paz, alegría, energía y ganas de seguir adelante con este inmenso regalo de la existencia misma. Deléitate con las descripciones de los paisajes externos e internos de los habitantes de las zonas azules en las cuales se adentró Dan Buettner, siempre cargados de magia para ofrecerte en cada rincón: visita, en este libro y la descripción de la dieta mediterránea para integrarla como un maravilloso plan de salud en tu vida, las zonas azules: lugares donde a sus habitantes, simplemente, “se les olvida morir”.

Escrito por Natalia Rychert Slawinska

Entradas recientes